

¿Creéis que la liga española de baloncesto, la ACB, sería capaz de mantener despiertos a algunos aficionados americanos hasta las tres de la mañana para seguir su final?
Sinceramente, yo opino que no, porque los baloncestos a uno y otro lado del atlántico tiene enfoques muy diferentes.
En el lado americano, buscan eso que mantiene a la gente enganchada, que llena los pabellones y que hace que alguien como yo este viendo ahora este partido: espectáculo. Creo que el deporte, por suerte o por desgracia, tiende a eso, y es lo que el espectador estadounidense busca; una mezcla de deporte y circo, malabaristas con balón, y unas cualidades físicas que desafían a la física, anotando muchas veces en la cara de la gravedad. Por eso han creado un juego que favorece ese espectáculo: un juego rápido, de transiciones veloces y en el que están prohibidas las defensas en zonas y las ayudas largas, para así buscar el enfrentamiento directo (entre otras cosas por el morbo de estos) y generar más acciones por partido. Este estilo de juego también a favorecido que allí se encuentren los mejores jugadores del planeta, con una gama de recursos técnicos y rapidez de toma de decisiones tácticas exquisitas; también hay quien dice que estos chicos no saben defender… pues bien, en mi opinión, cualquier equipo de la NBA defendiendo a tope (cosa que solo se hace en playoffs y al final de los partidos) podría dejar a casi cualquier equipo de la ACB en 40 puntos.
Y en nuestro lado del charco tenemos otra cosa, quizás menos atractiva para el espectador común, pero igual o más para el ojo un poco experimentado. Esta tarde he visto el Bilbao-Real Madrid y, pese a ser un partido de baja anotación se han visto jugadas por parte del equipo greco-vasco mucho más bonitas que cualquiera de las que he visto en el primer tiempo de “The Finals”. Si el baloncesto NBA se podría comparar por su rapidez con el 3 en raya (probablemente porque son tan buenos que no necesitan dar más rodeos), el baloncesto europeo sería algo parecido al ajedrez: un baloncesto en el que el mayor entramado defensivo existente y unos jugadores algo más lentos que los NBA hacen que el entrenador tenga que devanarse los sesos haciendo que sea la inteligencia puesta en común de los jugadores la que encuentre senderos hacía el aro, senderos que en la liga americana son auténticas autovías.
Y ahora cabe hacerse la siguiente pregunta: ¿Qué pasaría si integráramos lo mejor de ambos baloncestos? Nosotros llevamos muchos años aprendiendo de los entrenadores americanos pero, ¿y si ahora ellos aprenden de nosotros?. La llegada de Messina a los Lakers como 2º de Brown ( no sé si esto es solo un rumor o será verdad) puede empezar a abrir camino a un baloncesto fusión que rozará la perfección.
Y a todo esto el primer partido de la final de la NBA está siendo bastante feo; está en el descanso y el resultado es 44-43 para Dallas. Veremos a ver qué pasa porque, salvando las distancias, este puede ser un reflejo de todo lo hablado hasta ahora. En un lado, un equipo formado por jugadores veteranos, como Terry, que realiza ataques más lentos y elaborados para encontrar la canasta, europeizado por jugadores como Nowitzki o Stojakovic y llevado por el que a mi juicio es uno de los mejores playmakers de la historia de esto de la pelota naranja, Jason Kidd. Enfrente un equipo que manda para el aro como locos a un puñado de negros muy buenos, liderados por un joven que ya se ha comido un pedacito del mundo pero quiere más (Wade) y por otro que lo quiere todo entero, y cuanto antes; muchos dicen que Lebron James es “The choosen one”, y que puede ser mejor que Jordan… yo no lo veo así, creo que está lejos todavía en cuanto a técnica y táctica, y que si Jordan hubiera tenido las cualidades físicas que tiene este chavalín le hubieran faltado dedos para ponerse los anillos.
Asique ¿quién sabe?, quizás esta final nos muestre que estilo de baloncesto es mejor, y sin que esto sirva para perder la objetividad deportiva con la que he intentado escribir todo esto… Let’s go Dallas!