

3er “clásico”, 3er enfrentamiento entre los que muchos dicen ser los dos mejores equipos del mundo, 3er partido en la cumbre… con una pequeña diferencia con respecto a los dos anteriores, este era en competición europea; los dos anteriores se habían desarrollado en un ámbito doméstico, familiar, pero aquí, Europa entera tenía un ojo puesto en la tele para ver el partido.
Y que les ofrece la supuesta mejor liga del mundo por medio de sus dos mejores equipos: un espectáculo a mi juicio lamentable.
El Barcelona, un equipo que ha reinventado el fútbol, con un juego aburrido para los rivales pero, cuando el cansancio deja espacios, vistoso para el espectador, y con una política de club y trabajo de cantera ejemplar, más parecía anoche un grupo de actores buscando un contrato en Hollywood. A la ya conocida por todos picaresca de Alves parece que se le han unido como secundarios Busquets, Villa, Pedro… El Barsa, un club que de no ser por la manía de mezclar política y deporte de algunos de sus directivos sería un club admirado por todos dentro de España ayer se aferró al arte más antiguo de esa España de la que tanto se pretenden alejar, la pillería y el engaño; eso sí todo ello acompañado por un juego rápido y más vertical que al principio, cuando la presión del medio campo del Madrid disminuyo bastante (debido a la expulsión de Pepe en gran parte) y por un genio, llamado Leo Messi, que es el mejor jugador del mundo porque aparece siempre, en los momentos importantes y en los que no lo son tanto, si su equipo está jugando de una manera o de otra, y al que solo le queda hacer algo grande con su país para que la historia del fútbol le haga justicia colocándolo a la altura de Diego Armando Maradona.
Y delante del Barcelona había 11 jugadores vestidos de blanco. Me costó mucho darme cuenta que no se trataba del Sevilla por la forma de jugar (de hecho aún tengo mis dudas). Al igual que su homónimo Josep alecciono bien a sus jugadores; mientras uno les dijo que fingieran todo que pudieran, el tal Mou les dijo a los suyos que no faltaran razones para fingir. Es una de las pocas maneras que hay de parar al Barsa: una presión asfixiante en el medio campo, dejar a Puyol la salida del balón, un hombre encima de Xavi cuando este recibe y no muy lejos cuando no tiene la bola y una defensa que tiraba la línea casi a la perfección; y por el camino: patadas, muchas patadas. El partido pues, estaba bien planteado, desgaste hasta el descanso, meter después un pivote (Manolito) para parar el balón arriba hasta la incorporación de las alas y no sé lo que tendría pensado Mou, pero seguro que a la media hora para el final hubiera quitado a Lass para meter a Granero (lo ideal hubiera sido reservar a Ozil para esto) o quizás a Kaka y conducir mejor los contraataques que seguro se hubieran producido. El caso es que nunca llegamos a saber lo que hubiera pasado, porque el trivote se deshizo antes de tiempo, y por su pieza defensiva más importante. He visto el video muchas veces, y no en la prensa deportiva madrileña (nunca leo el marca, ni dejo que nadie lo lea desde mi portátil porque lo detesto y no me fio del as, ya que no sería la primera vez que trucan una foto) y he de decir que la expulsión es injusta; esa acción debió haberse sancionado con una amarilla; eso sí, lo de anoche no fue un robo; cuando juegas al límite del reglamento te arriesgas a que te pasen estas cosas, un jugador como Pepe debería acabar expulsado más de la mitad de los partidos que juega y la totalidad de los que juega en el medio campo. Mou se la jugó a subir el listón del reglamento y le salió mal la jugada; el año que viene será .
Lo dicho, dos grandes entrenadores, con recursos y jugadores de sobra como para brindarnos un espectáculo más que digno, nos dejaron con la miel en los labios.
Y la guinda a tan amargo pastel la puso el portugués en la sala de prensa con una rabieta digna de un entrenador de benjamines. La prensa deportiva española es penosa y solo necesita un pelele de este calibre para dar rienda suelta a sus teclados, y vendernos un sensacionalismo que no paramos de consumir. Mou es su musa. Larga vida a Mou.